De los candidatos a alcaldes, hay uno que se presenta como «un gerente para resolver», empleando la palabra «resolver» como quien le llena la boca a un «pica pica», o como quien toma lo público y lo distribuye entre sus allegados. Mientras tanto, otro, imitándolo, afirma que ya no es pastor, ahora se considera «gerente», aunque el primero, al menos, administra bancas de apuestas. Este segundo fue o es vendedor de Amway y conferencista, pero no gerente, a menos que dirigir una pyme cuente.
El tercer candidato, consciente de que el término «gerente» se está volviendo común, mencionó que prefiere el término «administrador». Sin embargo, también señaló que, en el tema de la basura, le «gusta» que sean empresas, aunque estaría dispuesto a evaluar.
Hoy, 26 de diciembre, la ciudad muestra que no ha caído en el caos de años anteriores. Los camiones del ayuntamiento no solo satisfacen las necesidades del municipio, sino que lo hacen de manera eficiente e incluso colaboran con otros ayuntamientos. Entonces, la pregunta es: «si son tan gerentes, ¿por qué no quieren gestionar el tema de la basura?».
Santo Domingo Este no recuerda una Navidad sin caos, donde toneladas de basura obstruían el tránsito, como ha sido el caso ahora, cuando se ha gestionado correctamente, con fondos públicos, la recogida de basura.
Los autoproclamados gerentes pretenden dejar el «negocio» en manos de los «negociantes». Basta con recordar que uno de los grandes escándalos de corrupción habla de un pago de recogida por parte de Hacienda con la condición de «revolver» la mitad de esto.
El año pasado, en esta fecha, una de las compañías que aún tenía contrato, en lugar de proporcionar 25 camiones, ofrecía solo 5, es decir, la quinta parte de lo «contratado», mientras la ciudad se inundaba de basura debido a la ineficiencia de las empresas privadas.
Cuando las entidades privadas no cumplen, solo queda maldecirlas y contratar con fondos emergentes a otros para que aborden la situación.
Darle el negocio a los negociantes nunca resultó en Santo Domingo Este.
Con la eficiencia con la que la Alcaldía lo hace ahora, es muy difícil que los autoproclamados gerentes puedan persuadir a la población de que es viable volver a confiar en empresas para la recogida, especialmente cuando la gestión de Manuel Jiménez se autodenomina simplemente «servidores públicos».